Wednesday, September 6, 2017

Oremos

Cuando un líder es presa del miedo, sus acciones se vuelven impredecibles, arbritarias e irracionales; imponiendo la fuerza, decretando leyes inhumanas e infundiendo el temor entre su pueblo, le facilita ocultar su temor y aparentar control, firmeza y fortaleza.
«Miren, el pueblo de Israel es más numeroso y fuerte que nosotros.
Actuemos sagazmente contra ellos para que no sigan multiplicándose…, Entonces, les impusieron capataces para oprimirlos con duros trabajos…» Ex 1, 10ª–11ª


Herodes por temor a quedar mal frente a sus invitados y súbditos, mando decapitar a Juan el Bautista para cumplir el deseo de venganza de su mujer.

                       Así que mandó al instante a uno de su guardia,
                     con la orden de traerle la cabeza de Juan. Mc 6, 27
    
La historia se repite constantemente ya que, el temor a quedar mal por unas promesas de campaña y seguramente muchas otras cosas mas; han ocasionado que el día de ayer se de por cancelada la Acción Diferida para los Llegados en la Infancia o DACA (por sus siglas en inglés: Deferred Action for Childhood Arrivals)

Su Santidad el Papa Francisco ha dicho que:





Hemos dado inicio
a la cultura del
«descarte» que,
además, se promueve.





Los excluidos no son «explotados»
sino desechos, «sobrantes». (EG 53)


…los cristianos insistimos en nuestra propuesta de reconocer al otro, de sanar las heridas, de construir puentes, de estrechar lazos y de ayudarnos «mutuamente a llevar las cargas». (Ga 6,2) (EG 67)


Unámonos en oración por estos 800,000 jóvenes a quienes se les está privando de lograr alcanzar sus metas y llevar una vida digna. La gran mayoría que solo conoce este país y muchos de ellos inclusive solo hablan inglés. Pidamos la intercesión de María y José que al tener que huir a Egipto, experimentaron vivir como inmigrantes en tierras extrañas, para que el Espíritu Santo sensibilice los corazones de los congresistas y ofrezcan una solución que proporcione estabilidad y seguridad a tantas familias que ahora viven en incertidumbre.
Dios Actuará Con Amor


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Thursday, August 31, 2017



¡PARA SIEMPRE!


¿EN QUÉ DIRECCIÓN ESTÁS MIRANDO?
He conocido varios matrimonios que, aunque quizás hicieron todo lo posible por conservar su relación, no lo lograron.
Algunos ni siquiera intentaron, fueron presa de la sociedad del “DESCARTE” y cuando se presentaron las primeras dificultades, simplemente decidieron seguir cada uno por su lado su propio camino. ¿En qué dirección estaban mirando?
Pareciera que cada día es más difícil lograr que el matrimonio sea para siempre. Ciertamente que, con la influencia mediática, la secularización y relativismo en el que vivimos es imposible que el matrimonio sea para siempre. Y es que ahora ni siquiera se mira uno al otro, sino que se mira a sí mismo.
De esa manera, aunque el hombre o la mujer traten de conservar la unión, será imposible. Y cuando ambos dirigen su mirada hacia Jesús entonces hay esperanza, la situación puede cambiar y el matrimonio puede ser ¡PARA SIEMPRE!
Jesús, fijando en ellos su mirada, les dijo: «Para los hombres es imposible, pero no para Dios, porque para él todo es posible». Mc 10, 27
Te comparto lo siguiente solo para confirmar que cuando nuestra mirada esta puesta en el Señor, todo es posible.
El pueblo de Siroki-Brijeg en Herzegovina tiene una maravillosa distinción: ¡¡¡¡Nadie recuerda que haya existido un solo divorcio entre sus 30,000 habitantes!!!! ¡Tampoco se recuerda un solo caso de familia rota!
Los habitantes croatas han mantenido su fe católica, soportando persecución a causa de ella por siglos, primero a manos de los turcos y después de los comunistas. Su fe está fuertemente arraigada en el conocimiento del poder salvador de la cruz de Jesucristo.
Enorme cruz en plaza de Siroki-Brijeg
En Herzegovina la Cruz representa el amor más grande y el crucifijo es el tesoro de la casa.
Según la tradición croata, cuando una pareja se prepara para casarse no les dicen que han encontrado a la persona perfecta.
¡No! El sacerdote les dice: "has encontrado tu cruz". Es una cruz para amarla, para llevarla contigo, una cruz que no se tira, sino que se atesora. Cuando los novios entran a la iglesia el día de su boda, llevan el crucifijo con ellos. El sacerdote bendice el crucifijo.
Cuando llega el momento de intercambiar sus votos, la novia pone su mano derecha sobre el crucifijo y el novio pone su mano sobre la de ella, de manera que las dos manos están unidas a la cruz.
El sacerdote cubre las manos de ellos con su estola mientras proclaman sus promesas, según el rito de la Iglesia, de ser fieles el uno al otro, en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, hasta la muerte.
Acto seguido los novios no se besan, sino que ambos besan la cruz. Los que contemplan el rito pueden comprender que, si uno de los dos abandona al otro, abandona a Cristo en la Cruz.
Después de la ceremonia, los recién casados llevan el crucifijo a su hogar y lo ponen en un lugar de honor. Será para siempre el punto de referencia y el lugar de oración familiar. En tiempo de dificultad no van al abogado ni al psiquiatra, sino que van juntos ante la cruz, en busca de la ayuda de Jesús. Se arrodillan y abren sus corazones pidiendo perdón al Señor, tal vez lloran.
Enseñan a sus hijos a besar la cruz cada día, y de no irse a dormir como los paganos sin dar gracias primero a Jesús. Saben que Jesús los sostiene en sus brazos y no hay nada que temer.
Publicado en Marian Observer por Sor Emmanuel con la traducción del Padre Jordi Rivero.
Presentada en corazones.org



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Tuesday, August 22, 2017

Hasta que la muerte nos separe

La historia de amor más romántica no es la de Romeo y Julieta

Si no la de los matrimonios que envejecen juntos

“Me entrego a ti y prometo serte fiel en la próspero y en la adverso, en la salud y en la enfermedad, y así amarte y respetarte todos los días de mi vida”.
¿En realidad tenemos conciencia cuando pronunciamos este voto en la celebración del Sacramento del matrimonio?
Comencemos con la Palabra de Dios que dice: «…lo que Dios unió no lo separe el hombre.»[1], es decir que si consideramos que para que se realice la unión entre un hombre y una mujer y se constituyan en un matrimonio; esto solo es posible mediante la celebración del Sacramento[2], lo que significa que se ha constituido en algo sagrado; y si tomamos en cuenta que para que esto pueda lograrse, debe contarse con los protagonistas de la alianza matrimonial que son un hombre y una mujer bautizados, libres para contraer el matrimonio y que expresan libremente su consentimiento[3].
Entonces quiere decir que, entre bautizados, no puede haber contrato matrimonial válido que no sea por eso mismo sacramento.
Las propiedades esenciales del matrimonio son la unidad y la indisolubilidad, que en el matrimonio cristiano alcanzan una particular firmeza por razón del sacramento.
El matrimonio lo produce el consentimiento de las partes legítimamente manifestado entre personas jurídicamente hábiles, consentimiento que ningún poder humano puede suplir[4].

Ahora bien, si cuando estamos pronunciando el voto matrimonial arriba mencionado y comprendemos en toda su dimensión lo aquí expuesto; sin duda alguna que tenemos claro el compromiso que estamos asumiendo para toda nuestra vida.
Desgraciadamente la realidad de nuestros días indica que esos votos han sido relegados como algo ritual durante la ceremonia sin darles el significado y valor trascendental que en sí mismos encierran.
Las estadísticas confirman la crisis actual que viven los matrimonios en los Estados Unidos:
a)     El promedio de duración de un matrimonio actual es de siete (7) años, y uno de cada dos matrimonios termina en divorcio.
b)     El setenta y cinco por ciento (75%) de las personas que se divorcian se vuelven a casar. Sin embargo, aproximadamente el sesenta y seis por ciento (66%) de las parejas de segunda unión, que tienen hijos del primer matrimonio, se separan.
c)      El cincuenta por ciento (50%) de las familias americanas corresponde hoy a segundas uniones.
d)     Dos de tres primeros matrimonios de parejas menores de treinta (30) años terminan en divorcio.[5]
Nuestro reto debe ser el de darle solidez a la base de la sociedad que es la familia, y para eso se requiere de matrimonios conscientes de su compromiso y dispuestos a luchar contra viento y marea para mantener el vínculo matrimonial en medio de una sociedad que no está dispuesta a pasar por el dolor, sufrimiento y dificultades que implica mantener un relación en la que el amor, la armonía, comprensión, paciencia y tolerancia deben prevalecer por encima de las amenazas por las que actualmente pasan los esposos en su vida conyugal.
En nuestro próximo artículo, ofreceremos algunos recursos que pueden ayudar para que el matrimonio logre caminar por aguas tranquilas y perseverar hasta que la muerte nos separe.



[1] Mc. 10, 9
[2] Del latín sacro y mentum “momento sagrado”
[3] CIC 1626
[4] CDC 1055, 2; 1056; 1057, 1
[5] Investigaciones realizadas en Estados Unidos, citadas por Jeannette Lofas en su libro “Step Parenting”


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